jueves, 21 de febrero de 2008

copiado pero lindo-marcel marceau-RIP

No fue un simple mimo. El gobierno francés lo convirtió en Oficial de la legión de Honor, recibió la Medalla de Vermeil, el presidente Chirac lo nombró Gran Oficial de la Orden al Mérito; fue miembro electo de la Academia de Artes de Berlín, Munich y Francia; declarado “Tesoro Nacional” incluso por el gobierno de Japón y hasta fue nombrado Embajador de Buena Voluntad por las Naciones Unidas. También ganó dos premios Emmy por sus trabajos en televisión y es mundialmente conocido por ser el más destacado exponente de su arte. Marceau ha sido influencia y fuente de inspiración para artistas de otras disciplinas distintas a la mímica, como el bailarín clásico Rudolf Nureyev o el mismísimo Michael Jackson, quien admite haber inspirado su paso de baile “Moonwalk” en la rutina “Caminando contra el Viento” de Marceau. No, no fue un simple mimo.

Puede que algunas personas necesiten de 4 horas para hablar y no logren decir nada. A Marcel Marceau le bastaba con unos cuantos gestos para hacerse entender. Resucitó el arte de la mímica al valerse de su alcance universal y se convirtió en el favorito de los críticos por “Comunicar en dos minutos lo que la mayoría de los novelistas no podían lograr en varios volúmenes”; Marceau utilizaba como lenguaje el silencio.

“La Pantomima es como la música. No conoce fronteras ni nacionalidades. Si la risa y las lágrimas son características de humanidad, todas las culturas entenderán nuestra disciplina artística” dijo Marceau en una oportunidad. Y así fue, sus espectáculos recorrieron el mundo en más de 40 ocasiones, la última de ellas fue en el 2005 cuando visitó Venezuela por última vez. Su lenguaje silente era entendido en Europa, Norte y Sur América., India, Rusia, Irán, Israel, Japón, etc. Eran shows absolutamente visuales y con temas universales que lograban cautivar al público sin ningún tipo de barreras.

Fuera del escenario, sin embargo, Marceau era hablador. “Nunca le des a un mimo la palabra porque no parará de hablar”, decía con el mismo entusiasmo con el que hablaba de sus años de juventud, época en la que desarrollo su pasión por el dibujo, la gimnasia, los libros de Dickens y las películas de su ídolo Charles Chaplin.

A los 16 años tuvo que abandonar Francia cuando el país fue invadido por los alemanes. Su padre, un carnicero judío, murió en el campo de concentración de Auschwitz. Tales atrocidades no detuvieron su formación artística y pronto ingresó a la academia de Drama Charles Dullín, donde entretenía a sus compañeros con mímicas e imitaciones de Hitler al estilo Chaplin.

Marceau siempre tuvo claro que lo suyo era la mímica. Así que pronto probó suerte con sus primeros “mimodramas”, entre los que destaca “El Pez Dorado”. La aclamación del público no se hizo esperar, pero no fue hasta 1947, que daría vida a su más famosa creación: Bip.

En 1949 formó la Compañía de Mimos Marcel Marceau y 20 años después, abrió su escuela internacional de mimos en París, donde él mismo era docente. El éxito y la popularidad le abrieron también las puertas del cine. Participó en varias películas, como la clásica Barbarella (1968) ó First Class (1970), en la que interpretó 17 personajes diferentes; Pero su aparición más recordada, es el cameo en “La Película Muda” de Mel Brooks, donde se interpreta a sí mismo, negándose a participar y pronunciando la única palabra del filme: “No!”.

Pero su trabajo en las pantallas nunca fue tan poderoso como frente a una audiencia en vivo. El dibujo y la escritura de libros siguieron estando entre sus hobbies, pero donde era verdaderamente genial, era en su habilidad para comunicarse a través de la mímica y expresar las contrariedades del predicamento humano. “Mientras pasa la vida, divididos entre la luz y la sombra, encontrando justicia, violencia, miseria, aún seguimos teniendo un arma contra la desesperanza – Poder hacer reír a la gente a través de sus lágrimas”.

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Bip

Pullover a rayas, cara completamente blanca, sombrero de copa maltratado y una frágil florecita en el tope. Sólo con esos elementos, nació un icono de las artes escénicas. Al igual que el “Pequeño Vagabundo” de Chaplin, “Bip” se convirtió en el alter ego de Marceau. Las situaciones, lugares y personajes con los que interactuaba eran tan ilimitados como la simpatía que generaba en el público. Varios de los trabajos más geniales del artista estaban en el repertorio de este personaje: “La Jaula”, “Caminando contra el Viento” y “El Fabricante de Máscaras”, sólo por nombrar algunos.

“Bip nació en mis sueños de juventud. Siempre está rodeado de personajes que no son ni mejores ni peores que él. Es un héroe burlesco y romántico, es muy contemporáneo, es mi creación más personal, pues pelea como un Don Quijote contra los molinos en los campos de batalla de la vida”, escribió Marceau en una ocasión.

Su nombre, es un homenaje al personaje de Pip en el libro “Grandes Esperanzas” de Charles Dickens, que al igual que Chaplin, es una figura pequeña en un mundo enorme que resulta a la vez hermoso y aterrador. La sociedad hace que Bip se sienta inferior y este se revela contra ella. Bip es reflejo de las ideas radicales de su creador, así como de su desbordante optimismo. “Sabemos que el espíritu humano es eterno, la muerte es absurda, pero la humanidad debe ser eterna”.